sábado, diciembre 20, 2008

Adíos a la cocina de Fidalgo, comienza la alacena de Toxo

Hace unas horas ha finalizado el congreso de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras con un cambio en la Secretaría General. Es un momento histórico en la trayectoria de esta organización sindical, por ser la primera vez que un candidato no “oficial” gana el Congreso. La victoria ha sido pírrica, pero la transcendencia de la misma puede ser muy significativa para el movimiento obrero español y me atrevería a decir que también el internacional.

Conozco a José Mª Fidalgo desde el año 92 cuando ocupaba una responsabilidad en la dirección de la S.S. de CCOO del INSERSO en Madrid, en esos momentos Fidalgo era el responsable de la política institucional de CCOO, cargo que conllevaba estar presente en el Consejo General del INSERSO por lo que tuvimos algunos contactos, incluso lo sustituí en una mesa redonda que organizaba la fundación León XIII sobre la DSI en Madrid.

Posteriormente tuve la oportunidad de apoyarle en el VII Congreso Confederal donde se presentó como “tapado” frente al dilema que parecían encarnar Toxo y Rodolfo Benito (las vueltas que da la tierra). Recuerdo su contundente discurso de toma de posesión y el abrazo con Antonio Gutiérrez, este último subido en una silla para ponerse a su altura. De esta legislatura también me recuerdo la crisis con Benito, que abrió una nueva senda de conflicto en el interno.

En el VIII Congreso de Confederal formé parte de los 1001 delegados y delegadas de los congresos de CCOO. lo apoyé de manera militante y conscientemente, a pesar de que, ami entender, no había sabido cocinar adecuadamente la resolución de algunos conflictos.

En Extremadura ha estado siempre que lo hemos requerido. Me viene a la cabeza el Curso de Verano de la Universidad de Extremadura, sobre el papel de las ideologías y el compromiso en el siglo XXI, donde criticó el modelo productivo, anticipando el final del ciclo expansivo y de la explosión de la burbuja inmobiliaria. Tampoco olvidaré su participación en Badajoz en las movilizaciones para recuperar los derechos de los trabajadores del Campo de Extremadura y Andalucía, o su intervención en la inauguración de la sede de CCOO en Plasencia, y su clara intervención recientemente con ocasión asamblea congresual en Mérida.

Fidalgo es un intelectual, su trayectoria comienza en la Federación de Sanidad, de donde llegó a Secretario General, en aquellas ocasiones también nos acompañó para implantar la federación de sanidad. Siempre repite la anécdota de su primer viaje a Plasencia donde la amiga Elena le fue a recoger a la estación de trenes. Elena solo sabía que venía alguien de Madrid a una asamblea en el Hospital Virgen del Puerto, pero nadie le advirtió de su envergadura, le fue a recoger con un Seat 600, donde encontró dificultad para acomodarse.

El tercer Secretario General de la Confederación S. de CCOO es un intelectual, con un carácter práctico, por ello siempre ha tenido en poca consideración a la “fontanería” interna de una organización tan complicada como las Comisiones Obreras. Esta dificultad ha hecho que no siempre se encontrara a gusto con la gestión de lo interno con mucha gente, a él le gusta la cocina, y en la cocina no puede haber mucha gente. Esto es un problema en CCOO.

La cocina tampoco daba para entender cosas como las veleidades extemporáneas de la CONC, lo que pone de manifiesto que en este país siempre ha que gestionar teniendo muy presente la realidad periférica. Tampoco ha sabido tener una política clara en materias de fusiones entre federaciones. Durante estos años su gestión lejos de cerrar las heridas de la confrontación con otras sensibilidades ha ido acrecentándose, mientras en la mayoría de las organizaciones estas tensiones desaparecían o se difuminaban, facilitando una gestión compartida. Estas cosas han creado un caldo de cultivo favorable al relevo producido en este congreso.

De su gestión hay muchos aspectos positivos, pero por su transcendencia quiero destacar la postura su papel fundamental para la consolidación de la Seguridad Social en España siendo uno de los padres del Pacto de Toledo y por tanto de su consolidación presente y futura.

La Confederación de Comisiones Obreras ha tenido desde su constitución como sindicato en 1978 tres Secretarios Generales hasta el momento, Marcelino Camacho, Antonio Gutiérrez y José Mª Fidalgo que merece el respeto, la consideración y el cariño que a sus antecesores les procesan sus compañeros y compañeras. Gracias José Mª. Otro día hablaremos de la “Alacena” de Toxo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buena suerte para esas Comisiones Obreras que vuelven ademostrar que son verdaderamente democátricas, si señora.
lucía