Las medidas adoptadas por el Gobierno son duras en las formas y en el contenido. La precipitación en la decisión, justificada porque no se podía seguir eludiendo la exigencia europea, tiene la carga de irresponsabilidad exclusiva en Zapatero. Reiteradamente ha hecho oídos sordos ante la gravedad de la crisis y a quienes entendíamos que era una temeridad tomar medidas de incremento del gasto que para nada configuraban el Estado de Bienestar como los 400 euros, el ‘cheque bebe’ o los fondos adicionales del sistema de financiación autonómica.
Formalmente, es muy grave que un Gobierno incumpla pactos que le vinculan, vulnerando los acuerdos que firmó, e incluso la ley, como ha ocurrido al tomar decisiones unilaterales en el caso de la rebaja de salarios del sector público y las pensiones. Esto esmuy peligroso por la invitación que supone trasladar los incumplimientos a otros ámbitos. ¿Quién va a creer ahora en el principio de buena fe contractual, imprescindible para el acuerdo político, social y económico?
Que la economía española está tocada y necesita ajustes es una obviedad, comotambién lo es que el ataque de los mercados se debe a esta situación de debilidad, a su escasa capacidad de reacción, a la elevada deuda de familias y empresas y a esa ‘bomba de relojería’ que resulta de la combinación del elevado déficit público y el galopante crecimiento de la deuda pública. Constatado esto y las alegrías de ZP, las maneras de afrontar los necesarios ajustes deben enfocarse desde un perfil ideológico. Y tanto en las formas como en los contenidos éstas resultan difícilmente compresibles para quienes pensamos en clave ‘socialdemócrata’.
El Gobierno, sin situar con rigor cuantitativo y temporal el escenario del ajuste, ha optado exclusivamente por la vía del gasto mermando incluso la recuperación, al restringir las inversiones, lo que no es entendible desde razones de justicia social, praxis política e inteligencia económica. Cuando para hacer caja se tira de los salarios o de las pensiones se está despreciando el valor del trabajo, que es lo más valioso que se tiene, a veces lo único. Por cuestión de valores, de equidad y también de economía, estas cosas, de hacerlas, deben trazarse por la vía fiscal directa. Se llega así a todas las rentas y se tienen en cuenta las situaciones familiares, se evita el menoscabo a los servicios públicos y lo que es más importante, no se induce a la fractura entre personas y sectores, como de hecho está sucediendo.
Si el Gobierno quiere la complicidad social debería replantearse las medidas adoptadas y explorar otras vías. Por ejemplo las del ahorro, racionalizando con rigor y eficiencia la articulación administrativa y las duplicidades fruto delmodelo de estado, mejorando las economías de escala de las distintas Administraciones, sobre todo las comunidades autónomas y racionalizando los servicios públicos en términos de sostenibilidad y acceso. Por la vía de los ingresos es necesario un replanteamiento fiscal integral, armonizado en toda España, en el que desaparezca el cupo vasco y navarro, y se adapte la capacidad normativa cedida a las comunidades autónomas a los intereses generales de la ciudadanía en un momento de crisis y de fuertes ajustes.
Hay que recuperar el Impuesto de Patrimonio y de Sucesiones y Donaciones y modificar el IRPF elevando gradualmente el tipo máximo para gravar de manera significativa las rentas mayores de 60.000€, bajando el mínimo exento y acoplando los tramos intermedios en función de mayor equidad. Además, se debe elevar el Impuesto de Sociedades vinculando cualquier exención a la recapitalización y el empleo y hay que limitar el reparto de dividendos hasta un porcentaje razonable con la situación económica y la remuneración de intereses al ahorro. Tenemos que apostar por unmodelo fiscal que grave las SICAD y fórmulas similares, comomínimo en los mismos términos que sociedades, y que penalice las transacciones interbancarias especulativas. En este mismo sentido, hay que implantar un tipo de IVA especial para el lujo y hay que colocar como objetivo prioritario del sistema fiscal la lucha contra el fraude.
Señor presidente, la carga de la crisis no tienen por qué soportarla sólo los de siempre. Sus recortes son injustos e insolidarios y generarán más paro. Aún es posible reorientar la política económica de este país, con los ajustes necesarios, para hacerlamás eficaz, justa y equitativa.Sólo de usted y su partido depende.
Julian Carretero Castro es Secretario General de CCOO de Extremadura