La posibilidad de un acuerdo para la reforma laboral es remota. El escenario no puede ser peor: un gobierno debilitado, una oposición en clave electoralista y unos empresarios con tentaciones de aprovechar el momento de extenuación gubernamental para imponer su reforma laboral. El contexto es poco favorecedor para el acuerdo.
La patronal tampoco pierde de vista el favor que puede hacer a la derecha emergente. Una reforma laboral no pactada, es muy probable –dada las presiones internacionales para recortar derechos- que provoque la convocatoria de una huelga general.
Ya hemos comentado en este blog que nos encontramos ante un ataque sin precedentes al estado de bienestar apenas conseguido en España, un ataque que tendrá como brazo ejecutor el gobierno que más había avanzado en la implementación del estado de bienestar integral, un gobierno ingenuo, incapaz de prever el ataque de los halcones internacionales, en medio de un proyecto de monada única incompleto. Este gobierno ha tenido que arrodillarse ante el mercado. Las movilizaciones que se avecina tienen más de un destinatario: por su puesto el gobierno, pero también la Unión Europea y su timorata unión monetaria. Los mercado internacionales fuente de especulación y destructores de binestar. Si les dejamos implantarán las recetas neoliberales que terminarán con nuestro sistema social de derechos.
Tampoco podemos olvidar que ante una crísis internacional, con recetas impuestas por organismos internacionales, el sonido del silencio acompaña la acción de la Confederación Europea de Sindicatos y de la Internacional Sindical. Ante ataques globales la respuesta o es global o no es respuesta.
Para seguir reflexionando sobre este asunto recomiendo el artículo del periódico digital nueva tribuna Hipótesis descabelladas, de Pedro Luis Angosto.