Un año más comenzamos el curso en este blog, reflexionando de la música tradicional que nos ofrece el festival Folk Plasencia.
En esta ocasión hemos tenido la oportunidad de saborear la XIII edición del festival, con claro-oscuros como siempre.
En lo organizativo pienso que no se difunde suficientemente en el panorama extremeño y en el Estatal, hecho en falta que las emisiones en directo de Canal Extremadura Radio, se completen con las de Radio 3, incluyendo programas que permitan el análisis, la difusión y el conocimiento, algo parecido al desaparecido TRÉBEDE de Radio 3, con el querido y admirado Iñaki Peña. Igual ocurre con la Televisión, es obligatorio que cada año se emita un día del festival. También ha sido sorprendente la raquitica presencia en la prensa regional. No comprendo como no recogen apartados especiales como se hace, por ejemplo, con el festival de Mérida.
En esta edición dos grupos me transmitido emoción y sentimiento. Los primeros Mayalde, con un arranque del festival espectacular, con una fuerza arrasadora junto a una calidad musical que se combinaban con historias de la tradición popular. Todo ello aderezado con una pedagogía activa que permitía conocer el origen de los sonidos que tanto furor hacen en la actualidad, desenmascarando la tecnología frente a la sencillez de nuestros antepasadas, dándonos una lección de valoración de lo popular, de nuestros antepasados.
El otro grupo fue Balbarda, cuya música está basada en la tradición de la Península Ibérica, interpretada bajo un punto de vista moderno y personal, recreando la esencia de lo tradicional con tintes de contemporaneidad, en este sentido era maravilloso "el tamboriliero", con el uso magistral y moderno del tamboril y la "Gaita"(flauta), Creo que una de las asignaturas pendiente de la música tradicional del norte de extremadura es la recuperación y renovación de nuestra tradición tamborilera. Ya es importante la recuperación, ahora toca a los nuevos músico su incorporación a la música contemporánea. Balbarda fue un buen ejemplo y me consta que algún joven tamborilero tomaba buena "Imagen y sonido".
La organización correcta, el festival sigue siendo un ejemplo de convivencia de distintas edades, con una asistencia de público importante, pero donde se sigue echando de menos más público foráneo, lo que no se conoce no existe.
Aconsejo la visita sosegada de los instrumentos musicales expuestos en el museo etnográfico, todo un acierto, que te permite volver a contemplar nuestra rancia y maravillosa tradición textil.
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