La tarea de concientización[1] de la sociedad sobre la igualdad entre hombres y mujeres es un esfuerzo que nadie puede dar por concluida, todo lo contrario. Los hombres y mujeres del siglo XXI, a pesar de los avances en ciertas partes del mundo, siguen viviendo de manera diferente, motivo suficiente para continuar empujando en la quiebra de los estereotipos sembrados por el patriarcado desde hace miles de años y que perviven.
Que no, que la igualdad no ha sido alcanzada. Sólo hay que observar a las instituciones con más capacidad de socialización para percibirlo. En la familia no se vive la corresponsabilidad. El sistema educativo no es coeducativo. Los medios de comunicación transmiten roles diferentes. Las relaciones laborales son profundamente discriminatorias. La mujer sigue siendo invisible en la historia, la cultura y los avances científicos. La política, la vida social y empresarial, es asimétrica para mujeres y hombres y, reconociendo avances, permanecen techos de cristal y suelos pegajosos paras las nueva generaciones de mujeres.
De manera irracional, sigue siendo distinto ser ciudadana que ciudadano. Esta diferencia es el mejor indicador de desigualdad y, en su expresión más extrema, puede ser señal de vida o de muerte, de poder o de martirio, según el tipo de violencia ejercida sobre la mujer.
El 25 de noviembre se celebra el día contra la violencia de género.
Ya hemos comentado en este blog el origen de esta celebración, por ello hoy vamos a reflexionar sobre una de las medidas adoptada en España, contra este terrorismo contra las mujeres, La ’Ley orgánica de medidas de protección integral contra la violencia de género’, de 22 de diciembre de 2004, que tiene por objeto erradicar la violencia contra las mujeres como manifestación de la discriminación, por la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres. La norma establece medidas de protección integral con la finalidad de prevenir, sancionar y erradicar la violencia machista y prestar asistencia a sus víctimas, y entiende que la violencia de género a que se refiere esta Ley comprende todo acto de violencia física y psicológica, incluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación de libertad.
Analizando la aplicación real de la Ley considero deficitario la implementación de las medidas de carácter preventivo, especialmente en el campo de la educación, donde la realidad nos dice que apenas han tenido desarrollo, a pesar de que la educación recibe una especial atención en la Ley, por ser la educación un ámbito de socialización que permite transmitir valores y principios respetuosas con los principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, las normas Europeas y la Constitución española, de igualdad entre mujeres y hombres. La coeducación sigue siendo una asignatura pendiente desde infantil hasta el bachillerato-formación profesional y la universidad, con honrosas excepciones, pero no generalizadas.
Por el contrario los dispositivos para paliar las víctimas han tenido un mayor desarrollo, mejorando la atención a las víctimas, el asesoramiento legal, psicológico, ayudas económicas, el acceso prioritario a viviendas de protección y en alquiler público, así como medidas específicas en derechos laborales, como el cambio de centro de trabajo, suspensión del contrato de trabajo y acceso al subsidio de desempleo.
También se han creado Juzgados de Igualdad y Asuntos Familiares; la creación de Secciones de Violencia en los Tribunales Superiores y de las Audiencias Provinciales y la figura de la Fiscalía contra la violencia contra las mujer, que mejora la formación especializada del personal de la judicatura, de manera que cada demarcación territorial tenga los servicios jurídicos necesarios para aplicar las medidas de protección para las víctimas, como las penas a los violentos.
La implementación de la Ley ha sido positiva, pero sigue siendo incompleta y lenta. Surgen obstáculos para su desarrollo por las dificultades formales de su aplicación y las resistencias permanentes del patriarcado organizado, conflictos no suficientemente afrontados con la asignación de recursos y medidas positivas, para superarlos.
Recordando a las víctimas, el 25 de noviembre de 2011 es una buena fecha para seguir tomando iniciativas que formen, concienciaticen y transforman la acción diaria, para que la igualdad tome cuerpo real en el día a día de la familia, de la escuela, del trabajo, en los medios de comunicación, en la historia, haciendo posible una sociedad mejor y sostenible.
Imagen: Abeja Polinizando en Cabrero, Valle del Jerte. Autor: JMizquierdoC.
[1] Concientización: Es el proceso por el cual la persona no sólo toma conciencia de su realidad, sino que lo hace en forma crítica comprometiéndose con su cambio concreto. P. Freire “La educación como práctica de la libertad” (1974) Ed. Siglo XXI. Buenos Aires. Real Academia Española de la Lengua: Concientizar = a Concienciar. 1. tr. Hacer que alguien sea consciente de algo. U. t. c. prnl. 2. prnl. Adquirir conciencia de algo.