Ayer se celebramos en mérida las jornadas de debate sobre "Europa: trabajo y ciudadanía". En ella he tenido la oportunidad de compartir unas horas con Juan Moreno, un extremeño miembro del Consejo Económico y Social Europea y responsable para América Latina de la Confederación Europea de Sindicatos, como me parece que su intervención fue muy interesante, podéis leerla en este enlace (Ponencia de Juan Moreno).
Juan Moreno es uno de los mayores expertos de la Europa Social, y paisano que nació en Medina de la Torre en Badajoz, y que sigue manteniendo lazos muy estrechos con Almendralejo. A Juan lo podemos considerar como representante genuino de aquellos 700.000 extremeños/as que marcharon de nuestras tierras con sus familias siendo niños/as, y que aportaron riqueza material en las zonas donde les acogieron, pero también, mucha riqueza social.
Fue enlace sindical allá por los primera mitad de los 70 y Secretario de Organización del metal en la segunda mitad de esa década. Diputado de la Asamblea de Madrid, por el PCE, Secretario Regional de la Unión de Madrid. Durante más de una década Secretario de Relaciones Internacionales de la C.S. de CCOO, en momentos claves como la incorporación de CCOO a la CES.
Una parte de su ponencia es la que sigue:
Los sindicatos por un consenso para un giro social
. La construcción europea no puede hacerse solo desde un campo ideológico o social. Fue fruto de un consenso fundamentalmente de democristianos y socialdemócratas y cualquier gran reforma como la que ahora se necesita debería tener un amplio consenso.. Dice el ex presidente de Portugal (que ha denunciado el apoyo de Sócrates, Zapatero y Brown a la reelección del conservador Durão Barroso al frente de la Comisión) que desgraciadamente muchos partidos de derechas han abandonado el espíritu social de la democracia cristiana para acercarse a los postulados del partido republicano de George Bush. Siendo esto cierto habrá sin embargo que trabajar desde la izquierda política y social por un nuevo consenso europeo que vaya más allá de la propia izquierda.
. Para afrontar la crisis, defender los empleos y cambiar el modelo productivo; para luchar por un nuevo “pacto social europeo” que salvaguarde y renueve al mismo tiempo, los viejos “estados del bienestar”; para que la Unión Europea se democratice y gire hacia la “Europa Social” es necesario una alianza de todas las fuerzas progresistas (partidos, sindicatos, asociaciones y ongs) tanto en el ámbito nacional como en el europeo.
. Esta alianza no significa ni subordinación a la vieja usanza ni formación de un bloque. Se trata ante todo de una europeización de las organizaciones y movimientos para actuar de forma convergente en los dos ámbitos, el domestico y el comunitario. Compartiendo unos puntos básicos estas organizaciones, cada una desde su espacio, deberían luchas por un giro social en la UE empezando por dotarse de una verdadera organización o red europea efectiva.
. Hoy ni los partidos europeos ni las asociaciones y movimientos sociales tienen dimensión orgánica europea y esto es un grave déficit. Solo los sindicatos por medio de la CES, y con ciertas limitaciones, tienen una acción europea.
. Aunque se han dado nombre de tales ni los socialistas ni los populares son verdaderos partidos europeos sino agrupamientos de eurodiputados que son quienes mantienen la actividad. Como mucho son clubes políticos que hacen convenciones de vez en cuando pero que después no tienen capacidad de actuación, reservada a los partidos nacionales. Hay también un Grupo Confederal de Izquierda Unitaria con similares características.
. Tienen programas europeos pero en realidad más allá de las coincidencias ideológicas no tienen soberanía para marcar la política a seguir en Europa. Los intereses de estado prevalecen sobre las afinidades ideológicas, y en el propio Parlamento Europeo muchas veces esto se refleja en las votaciones.
. Ejemplos hay muchos. El gobierno socialista portugués quiere que un compatriota ostente la presidencia de la Comisión aunque sea de ideología conservadora. La opinión pública mayoritariamente comparte este criterio “nacionalista” por lo que sería impopular apoyar a “un extranjero”.
. En los grandes temas se observa que los partidos llamados europeos no tienen ninguna competencia y son los partidos nacionales quienes deciden. Ejemplo: los socialistas europeos deciden votar contra la directiva de retorno, pero la mayoría de los eurodiputados socialistas españoles vota a favor porque el PSOE se lo ordena temiendo dar armas al PP para que le haga una campaña en España.
. No existen tampoco muchas organizaciones o federaciones europeas fuertes en el mundo asociativo social salvo en algún sector como el de los agricultores, ni hay grandes redes europeas de ongs. Este mundo asociativo fuerte en cada país no ha dado el paso hacía la supranacionalidad europea.
. La Confederación Europea de Sindicatos nacida en 1973 (con 15 años de retraso sobre el Mercado Común) no dejó de ser un club, o un “lobby” más de los que hacen cabildeos en Bruselas, hasta 1991 en que hizo un congreso de auto reforma y aprobó el objetivo de transformarse en un “sindicato supranacional europeo” cediendo las confederaciones afiladas “soberanía” para que la Ces pudiera tomar decisiones vinculantes para todos los miembros. Esta cesión de soberanía es la clave para diferenciar un club de una organización.
. Desde entonces dio pasos en esa dirección: creación de federaciones europeas de rama; potenciación de comités de comités de empresa europeos, hasta los actuales 800; intentos, de abrir espacio a una negociación colectiva de ámbito europeo, y cuyos resultados son todavía modestos por el boicot por la patronal; coordinación de las orientaciones de los sindicatos afiliados en relación a la negociación colectiva en cada país y en otras materias.
. La CES y los sindicatos europeos han tenido que afrontar numerosos ataques a los trabajadores en diferentes países (se llevaron a cabo huelgas generales en Grecia y en Bélgica y también hubo una manifestación gigante en Italia) y en el plano europeo.
. La directiva de servicios llamada Bolkestein fue atenuada en su pretensión de alterar a la baja las condiciones salariales y laborales. La CES hizo una importante movilización y se ganó la batalla en el propio Parlamento.
. Varias sentencias del Tribunal de la UE como las de Viking, Laval y Rüffert avalan la línea de la directiva de servicios primando las peores condiciones laborales de los países de origen sobre las de los países de acogida a inmigrantes comunitarios. Por contra el tribunal de Estrasburgo (de derechos humanos) ha reforzado el derecho a la huelga como un derecho fundamental.
. La CES ha dado otra batalla que también se ha resuelto favorablemente, de momento, en relación al proyecto de ampliación de la jornada laboral hasta 65 horas. El Parlamento Europeo fue decisivo para frenar esta medida antisocial.
Ponencia completa de Juan Moreno en este enlace
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