Sueskun ha pasado sus últimos años a caballo entre su tierra natal (Navarra), adonde vuelve siempre que puede para descansar y recuperar energías, y Madrid, donde está al frente de la Secretaría Confederal de la Mujer (SCM) de Comisiones Obreras: “Estos cuatro años y poquito más han sido muy gratos. He estado contenta y he tenido motivos de satisfacción casi todos los días. Cuento con un equipo de gente realmente excelente, tanto desde el plano de su experiencia y profesionalidad y responsabilidad personal como de su compromiso. Ella pone el acento en la responsabilidad personal para que todo tenga sentido en el quehacer diario: “Tenemos que ser responsables en aquello que estemos desempeñando, da igual que estemos al frente de cualquier secretaría de este sindicato o que estemos sencillamente picando datos. Creo que la responsabilidad es de las personas y en esta organización hay bastante”. Destaca sobre todo el haber tenido la oportunidad de conocer a mujeres con un fuerte compromiso para con la sociedad, que aportan conocimiento y trabajo pero también valores: “Las secretarías de la Mujer de federaciones y territorios son un gran contenedor de valores y consiguen que el sindicato sea cada vez más poroso hacia esos valores; por ejemplo, transmitiendo a la sociedad que el ámbito laboral es muy importante para que el mundo sea mejor”. Carmen Bravo Sueskun reconoce que hasta llegar a la sede de Fernández de la Hoz: “No había sido muy consciente de la capacidad de transformación del sindicato, de su influencia en la sociedad…”. Desde entonces ha habido grandes cambios en la legislación española en materia de igualdad entre hombres y mujeres: la ley de igualdad (con nuevas medidas de conciliación y de protección social), la ley de dependencia, la creación del Ministerio de Igualdad… Basta con seguir los lemas escogidos por la SCM con motivo de la celebración del 8 de Marzo para darse cuenta de esta evolución: “Avanzar en derechos, reforzar la igualdad” (2005); “Contra la precariedad laboral, planes de igualdad” (2006); “Participa con Comisiones Obreras del compromiso de igualdad en la empresa”(2007); y, por último, en 2008: “Ahora, igualdad real”. Estamos en un momento de crisis y se piensa en quienes han perdido sus empleos en masculino, ¿qué opinión le merecen las primeras propuestas lanzadas desde el Ministerio de Trabajo? Comisiones Obreras ha sido muy crítica con las primeras propuestas que hizo el Ministerio de Trabajo para “reemplear” a los varones, sobre todo a los desempleados del sector de la construcción. Las políticas de protección social y las políticas activas de empleo no tienen una característica de género, más allá de la demanda que pueda haber por parte del mercado.La reorientación del sistema productivo tiene que contar con el sector servicios, que tiene un peso económico enorme. Abandonar en estos momentos sectores como el turismo o la atención a las personas mayores sería un gran fracaso. En un primer momento ha impresionado el crecimiento del desempleo entre los varones. Pero es que el siguiente gran incremento del desempleo va a ser femenino, y va a proceder precisamente de las dministraciones públicas; por lo tanto habrá que adaptar las medidas de protección. Hay que invertir también en la pequeña y en mediana empresa, que forman la mayor parte del tejido productivo.
¿Qué importancia tienen la cualificación y la formación de las trabajadoras? Ha habido y hay desigualdad entre la formación que se imparte y la posibilidad de encontrar un empleo. Tiene que ver con la falta de planificación y de previsión para adaptar la formación al sistema productivo. Es una riqueza, un valor en sí mismo, el que la población femenina española tenga unos niveles de cualificación tan altos. La paradoja es que el empleo que se ofrece a las trabajadoras no se adecua a su formación. Pero se puede reorientar a esas futuras trabajadoras mediante la formación profesional, la formación y el reconocimiento de su experiencia. ¿Qué balance hace de la ley de igualdad? Hoy tenemos un marco normativo que nos permite desarrollar más acciones que las que teníamos anteriormente. Aunque, de momento, estamosa la expectativa, porque el que una norma se apruebe no supone cambios inmediatos. La ley permite, entre otras cosas, desarrollar protocolos frente al acoso sexual o el acoso por razón de género; abordar el tratamiento de los tiempos de trabajo en las empresas (teniendo en cuenta la corresponsabilidad de hombres y mujeres en las tareas familiares); eidentificar y detectar las discriminaciones indirectas. Sin embargo la ley tiene una capacidad de desarrollo enorme y aún estamos en sus inicios. Por lo tanto, habrá que comprometer a las organizaciones empresariales, a las administraciones y a los sindicatos para que continúe desarrollándose. ¿Va a permitir la ley ampliar y desarrollar la intervención sindical en las empresas? En la negociación colectiva ya no se puede ignorar la desigualdad y la discriminación. Hasta ahora era habitual que estos temas (la discriminación, el acoso, las diferencias salariales, las categorías profesionales…) pasasen de forma desapercibida en los convenios colectivos. Ahora, la gente es más consciente de sus derechos. La realidad de las discriminaciones sexistas ha tomado más intensidad y hay que conocer dónde se encuentran para poder atajarlas. El reconocimiento formal de los derechos es muy importante porque ayuda a que las personas los reivindiquen. Comisiones Obreras ha hecho especial incidencia en la conciliación de la vida laboral, familiar y personal, ¿en qué situación nos encontramos ahora? Las realidades al final consiguen imponerse. Cuando se aprobó la ley de conciliación de 1999 las demandas sindicales y sociales iban muy por delante. Ahora se ha reconocido la demanda de derechos en materia de conciliación y de corresponsabilidad. Hoy a nadie le llama la atención hablar del permiso de paternidad. La conciliación tiene que dejar de ser un problema exclusivo de las mujeres. El marco legal, también en este aspecto, ayudará a la estabilidad laboral de las trabajadoras. ¿En qué lugar se sitúa cuando habla de “corresponsabilidad”? La falta de corresponsabilidad conlleva un perjuicio claro y manifiesto hacia las mujeres, porque son quienes atienden las responsabilidades familiares y esto perjudica a su permanencia en el empleo y a su promoción profesional. Hay que implementar medidas para favorecer la corresponsabilidad; por ejemplo, con el permiso de paternidad. Llama la atención que la Unión Europea esté planteando la ampliación del permiso de maternidad. Lo lógico sería hablar de permisos parentales o permisos que puedan ser compartidos por ambos progenitores. O compartimos vida y trabajo o difícilmente vamos a alcanzar esa sociedad más igualitaria y más democrática que pretendemos. No veo otro camino. ¿Esta corresponsabilidad es fundamental también para la vida sindical? La corresponsabilidad, en una organización tan masculinizada todavía como es Comisiones Obreras, está muy lejos de alcanzarse. Por ejemplo, durante el proceso congresual surgen conflictos. Son conflictos (poder de representación, planes de acción, objetivos programáticos, modificaciones estatutarias…) inherentes a cualquier proceso de este tipo. Pues bien, pareciera que son solamente “cosa de hombres”. Parece que nosotras solamente participamos cuando los diferentes campos de acción están resueltos. Solamente entonces, tenemos cabida para llevar a cabo las tareas que nos correspondan. ¿Habrá diferencias entre el anterior congreso de 2004 y el próximo a celebrar en cuanto a representación femenina se refiere? Mucho me temo que no; que vamos a estar alguna mujer más, pero no va a haber un cambio importante. Aun sabiendo y conociendo que hay algunas organizaciones del sindicato que tienen un fuerte compromiso para que las mujeres participen. Entiendo la transversalidad cuando realmente no hay un solo exponente, sino que la organización es el exponente. Por los sondeos que estamos haciendo, en el congreso se cumplirá probablemente con la norma de la proporcionalidad, pero en poquitas organizaciones va a haber esa acción positiva que sí demandamos para el ámbito laboral. ¿Habrá paridad en las delegaciones congresuales y en los órganos de dirección para el 10º Congreso Confederal, que se celebrará en 2012? Soy una convencida de las cuotas, creo que la participación de las mujeres en el ámbito de la toma de decisiones se ha conseguido mediante su implantación.Comisiones Obreras tiene que incorporar en sus estatutos la paridad, que es la puerta de entrada a que hombres y mujeres compartan espacios y tiempos. No me creo la igualdad en una organización donde la representación de cualquiera de los sexos esté por debajo del 40%. Espero que este 9º Congreso Confederal lo apruebe (hasta ahora no está habiendo problemas con esta propuesta de reforma estatutaria) y que en el 10º Congreso la mayoría de las candidaturas sea paritaria. ¿Cree que se le da a la transversalidad de género la importancia que tiene? Este es uno de los aspectos sobre el que más se ha avanzado. Se debate sobre cómo aplicamos la transversalidad; cómo la incorporamos a los objetivos en el plan de acción, etc... Existe la comprensión de que hay que irla incorporando a cada uno de los objetivos, ejes y compromisos que vamos a adquirir en el congreso para el trabajo de los próximos cuatro años. Actualmente las diferentes secretarías, en cualquier planteamiento que hagan de acción (inmediata o estratégica), incorporan y tienen presente la desigualdad entre géneros. ¿Qué reflexiones llevaron a modificar el reglamento interno de Comisiones Obreras para sancionar el acoso sexual y moral? El acoso sexual o el acoso por razón de sexo en el sindicato todavía tiene un discurso muy soterrado, es poco percibido. Por eso era tan importante incorporar estos dos asuntos de forma explícita en los Estatutos. Es necesario que toda la organización disponga de un protocolo y se sepa con claridad qué es el acoso, cómo se vive y cómo erradicarlo. Es un momento oportuno para sacarlo a la luz, porque existir, existe. Por fin tenemos ley de la dependencia, ¿qué piensa de ella? El que la ley de dependencia no haya tenido la aplicación que se merece es una falta de responsabilidad de los diferentes gobiernos que no la están desarrollando. Es necesario un sistema de atención a las personas en situación de dependencia y de prevención de la autonomía (un apartado que me preocupa mucho). Espero que seamos capaces de llegar a un punto de encuentro para decir que tiramos para delante con los contenidos de la ley de dependencia, con servicios de calidad, y profesionales de calidad con empleos dignos. Si no se avanza hacia el cuidado de la ciudadanía, toda la sociedad retrocede en calidad y en valores. La SCM dedica un gran esfuerzo a la divulgación y difusión de políticas de género ¿podría citarnos algunas de este último período? En estos últimos cuatro años se ha podido elaborar una serie de publicaciones, dirigida a personas delegadas y a las secciones sindicales fundamentalmente, que se han convertido en herramientas indispensables para poder abordar mejor el trabajo. La elaboración teórica es necesaria para el desarrollo de cualquier actividad, pero más la sindical; es decir, la cantidad y el importante desarrollo legislativo que ha habido en nuestro país en materia de género en igualdad nos ha obligado a editar más publicaciones. Estoy orgullosa de todos los materiales y de haber contado siempre con la opinión de profesionales y personas expertas en diversas materias (violencia, sexualidad, prostitución, formación…) que han colaborado desinteresadamente. Estoy especialmente contenta por dos libros: Derechos de ciudadanía para trabajadoras y trabajadores del sexo (1) y Trabajadora. Tres décadas de acción sindical por la igualdad de género (1977-2007) (2). El primero reconoce una realidad social que no podemos ignorar, el de las personas que trabajan en prostitución. Un sindicato de clase y de género ha lanzado la invitación a debatir y a contrastar ideas sobre este complejo tema y estoy orgullosa de ello. El segundo cuenta la historia de la propia SCM a través de las políticas de género y lo publicado en las páginas de la revista Trabajadora. Y desde luego estoy muy orgullosa de esta revista, de Trabajadora, que ha sabido captar preocupaciones y trasladarlas y que se ha adaptado muy bien al paso del tiempo; a pesar de sus casi 30 años, es muy moderna. Una novedad ha sido la creación del Máster en Género y Políticas de Igualdad, ¿cómo está resultando la experiencia? Lo novedoso de este máster es que incorpora en las materias de igualdad el aspecto del trabajo, de las relaciones laborales, y también que se imparte a través de la plataforma virtual de Forem Confederal. El máster nace porque las secretarías de la Mujer tienen la suficiente capacidad de poder trasladar su experiencia y conocimiento a una formación de postgrado. Creo que es la mejor acción de empoderamiento que estamos haciendo. Ha sido imprescindible la colaboración con la Universidad Rey Juan Carlos, y sobre todo de Laura Nuño, directora de la Cátedra de Género del Instituto de Derecho Público. ¿Cómo es la relación con los movimientos feministas? Estoy convencida de que no voy a dejar de ser feminista, porque además es que es mi opción de vida, no entiendo mi vida sin el feminismo. Mi deseo sería que los movimientos feministas hiciesen una reflexión sobre las necesidades y las tareas que todavía tenemos pendientes las mujeres para sentirnos mejor en el mundo (libertad, autonomía…) y olvidarse de las diferencias entre organizaciones. El feminismo ha sabido identificar que las mujeres somos diferentes, aunque compartamos problemas comunes, y que por lo tanto esos problemas pueden tener diferentes propuestas. ¿Qué opina sobre el Ministerio de Igualdad y cómo están siendo las relaciones con el sindicato? Las relaciones de Comisiones Obreras con el ministerio espero que sean fructíferas, pero están todas por hacer. Los gobiernos se articulan de una manera clásica desde hace mucho tiempo, pero en función del desarrollo de las sociedades. Todo el mundo en su discurso político, social, incluso intelectual, tiende a incorporar la igualdad. El Ministerio de Igualdad tiene el mismo papel que el resto de ministerios y si tiene capacidad presupuestaria podrá actuar mejor. Esto es una decisión política. Mi deseo es que tenga cada vez más importancia y que dentro de 25 años esté incorporado a todas las formas de gobierno, será señal y garantía de que ha cumplido su papel. (1) Coordinado por Magdalena López y Ruth M. Mestre. Valencia, 2007: Tirant Lo Blanch y SCM. (2) Coordinado por Carmen Bravo Sueskun,Jorge Aragón, Susana Brunel y Eva Antón.Madrid, 2007: Fundación 1º de Mayo y SCM. Revista Trabajadora Secretaría Confederal de la Mujer de Comisiones Obreras http://www.ccoo.es/mujeres
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