FORMACION LICENCIADO EN DERECHO
PROFESION ABOGADO Y PERIODISTA
TRAYECTORIA LUCHADOR ANTIFRANQUISTA, FUNDADOR Y DIRIGENTE DE CCOO, DIPUTADO, PORTAVOZ PARLAMENTARIO DE IU, AUTOR DE VARIOS LIBROS Y ENSAYOS
Nicolás Sartorius fue uno de los fundadores de CCOO y una de las figuras claves de la lucha antifranquista --lo que les costó seis años de cárcel--, y de las fundamentales del cambio político en España. Fue diputado durante tres legislaturas y portavoz de IU hasta el 1993. Desde entonces ejerce el Derecho y escribe en prensa y ensayo. Anoche presentó en Badajoz El final de la dictadura. La conquista de la democracia en España --escrito junto con Alberto Sabio--, invitado por la Fundación Cultura y Estudios de CCOO.
--"El pasado a veces ni siquiera está pasado", dice en su libro. ¿Como la dictadura?
--Es una frase inteligente de Faulkner. El pasado condiciona el presente y el futuro porque somos un proceso y los procesos no se entienden si no se ven en su conjunto. El franquismo, lo que fue la dictadura, es el pasado, pero es evidente que 40 años de un régimen dictatorial, reciente, no es posible pretender que no cuenta, pues generó una serie de cosas. Hasta tal punto eso es así que el PP nunca lo ha querido condenar. ¿Por qué, si es una dictadura pasada?. O que una persona como Fraga diga que Franco pasará a la historia como Napoleón. Hasta ese punto la historia está ahí y el franquismo dejó sus huellas. La Ley de la Memoria Histórica ha provocado un sarpullido; es un reconocimiento a las personas que sufrieron la dictadura y un partido con diez millones de votos, el PP, se opone a esa ley.
--¿Qué le ha llevado a escribir este libro? ¿Hay riesgo de banalizar la historia?
--Tres cosas. Porque creo que la historia desde la muerte de Franco hasta las elecciones generales y la Constitución no se ha valorado bien, se ha escamoteado parte. Porque creo que se ha cometido una injusticia histórica al no valorar suficientemente el papel del pueblo español en la llegada de la democracia; los trabajadores, estudiantes, mujeres, asociaciones de barrios, agricultores, mucha gente que participó en una enorme movilización con huelgas, manifestaciones, detenciones, tiros, y parece que la democracia nos la dieron. No es así. Es una gran conquista del pueblo español y no se ha contado debidamente. La imagen que se tiene es que Franco muere, llega el Rey y viene la democracia, y eso no es así. Y en tercer lugar, porque cuando a un pueblo se le dice que la democracia no ha sido una conquista, sino que ha sido una concesión, la autoestima del pueblo no es suficiente. Si la democracia ha sido otorgada, no es lo mismo.
--Hoy la derecha esgrime la transición como obra propia. ¿Puede, o es una impostura para mostrarse sin complejos?
--Hasta ahí hemos llegado. Una mayoría de la derecha estuvo con el franquismo y ahora parece que el gran mérito de quienes trajeron la democracia es de quienes estuvieron hasta el último momento con el franquismo; la trajeron los que lucharon contra la dictadura. Parte de la derecha trabajó por la democracia una vez muerto Franco porque no le queda más remedio. Si la derecha se adueña de la transición es porque tiene una concepción equivocada, que es como si se hubiera transitado de la dictadura a la democracia de modo natural. En el libro explicamos por qué eso no es así. Por eso no le llamamos historia de la transición, sino del final de la dictadura, porque de la dictadura no se transita a la democracia, porque es la negación de ésta.
--Hoy se ve la transición como un proceso ejemplar, pero fue muy duro. ¿Cuál fue su coste?
--Fue ejemplar porque se evitó el enfrentamiento y una guerra civil y hubo una reconciliación, y una amnistía, en ese sentido lo fue porque se evitó mucha sangre y mucho drama. Pero no fue tan ligth como se ha querido decir. Desde la muerte de Franco hasta abril del 77 fue muy duro; hubo bastantes muertos entre trabajadores, estudiantes y manifestantes; y en el 76, ya muerto Franco, el Tribunal de Orden Público abrió más de 4.000 expedientes. Hubo una represión muy dura.
--¿Hay garantías de que no se puede volver al pasado?
--España tiene una democracia muy consolidada; en mi opinión irreversible. Es un país europeo, integrado en los sistemas democráticos de la Unión Europea, con un nivel de vida muy alto. Es un país perfectamente consolidado. Lo que creo es que la derecha española tiene una cuenta pendiente, convertirse en una derecha antidictatorial; que no lo es. Ese es el drama de la derecha española, que no tiene lo que tiene la derecha francesa, o la italiana, o la inglesa, las derechas europas.
La señora Tatcher, que era muy de derechas, cuando Tejero quiso dar el golpe fue la primera en condenarlo y defender la democracia en España, porque allí tienen una tradición y para ellos la dictadura es algo rechazable. Aquí, el PP se ha opuesto a la Ley de la Memoria Histórica y a condenar el franquismo. Rajoy se dice mucho que eso es el pasado, pero lo que pasa es que no quiere condenarlo porque puede perder votos de gente que estaba con Franco.
--¿Cree que los jóvenes entienden la historia reciente de España, con su complejidad?
--Esa es mi confianza. Veo que los historiadores jóvenes, sus libros, van en esa línea, más que otros más consagrados, porque investigan en los archivos. Lo mismo que ha salido todo lo que se hizo en el franquismo, después de la guerra, las tumbas, los fusilamientos, esto también saldrá. Estoy convencido de que las futuras generaciones verán el periodo franquista como algo muy negativo, como un retroceso, yo lo llamo retroceso civilizatorio, aunque se ha querido vender el desarrollismo, que fue una filfa y hubo que desahacerlo con la democracia; y el resto de Europa avanzó muchísimo más y mejor. Pero aún hay bastante desconocimiento.
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