miércoles, febrero 03, 2010

Algunas reflexiones sobre el sistema de pensiones en España.

Desde una Perspectiva sindical tenemos que conocer y reflexionar para aplicar, en este delicado tema, el binomio: -negociación-movilización-. Metodología que el sindicalismo confederal español conoce con exactitud y que emplea responsablemente en defensa del interés general.
No es difícil imaginar el gran desconocimiento que existe sobre el funcionamiento del sistema de Seguridad Social en España y muy especialmente de su principal prestación, las Pensiones. Creo necesario recordar el significado del “Pacto de Toledo” y la centralidad del papel de los sindicatos CCOO y UGT en nuestro sistema de pensiones.
Con esta entrada quiero aproximarme a estos elementos, pues tras el bandazo realizado por el Gobierno en estos días, es necesario comprender para tener la mente fría ante las “medias verdades” que se difunden y difundirán por los medios de comunicación.
Desde una perspectiva sindical tenemos que conocer y reflexionar para aplicar con garantías el binomio “negociación-.presión” en este delicado tema. Metodología que el sindicalismo de clase español conoce con exactitud, y que emplea responsablemente en defensa del interés general.
Los datos de empleo son malos, pero pueden empeorar. Este es el verdadero problema económico y social de España. La creación de empleo debe ser la prioridad. El anuncio de la ampliación de la edad de jubilación puede ser una simple cortina de humo, una gran operación de marketing, para que el paquete de reformas que tras Davos se han trasladado con crudeza a la sociedad, se asuma con suavidad por los trabajadores y trabajadoras.
Alguien comentó no hace mucho que nos encontrábamos en economía de guerra que nuestros gobernantes no se habían enterado, pues llega la hora de despertar, saber que el crecimiento y creación de empleo de los últimos años no fueron un sueño, pero que tampoco es un espejismo la complicadísima situación en la que nos encontramos en estos momentos.
En referencia a las pensiones, tenemos que saber que las contributivas en España las sufragan los trabajadores en activos, de acuerdo a un modelo de “reparto” o lo que algunos llama “pacto generacional”, aludiendo a que las actuales generaciones de trabajadores y trabajadoras, con sus cotizaciones mensuales pagan a los pensionistas de hoy, y que las pensiones de los que trabajamos actualmente, las pagaran las cotizaciones de los trabajadores del mañana. ¡No hay hucha individual!
Para que el sistema funcione y tenga viabilidad es necesario que los ingresos de las cotizaciones de los activos, estén equilibrados con los gastos de las nóminas de los pensionistas. Este elemento es esencial, por ello los datos de afiliados a la Seguridad Social son tan importantes como los datos del empleo que se anuncian mensualmente, pues el sistema requiere una relación suficiente entre la población ocupada, la afiliación a la SS y las clases “pasivas”. En estos momentos las generaciones que cobran las pensiones contributivas de jubilación son aquellas que nacieron a mediados de los años 30, con número relativamente pequeño por la influencia de acontecimientos históricos como Guerra Civil y la enorme mortalidad infantil en la década de los 40. Por el contrario quienes trabajan y cotizan a la SS hoy, son las generaciones del baby boom, de los años 60. Esta circunstancia permite una relación a favor de los activos frente a los “pasivos”.
A las generaciones que cotizan actualmente sus pensiones se las tienen que pagar los nacidos en los 80, donde recordaremos que se produce una drástica caída de la tasa de natalidad por múltiples factores que no vamos a entrar, pero que tienen mucho que ver con la falta de un adecuado desarrollo del sistema de bienestar social, para hacer frente a la necesaria incorporación de la mujer al mercado de trabajo. Esta baja natalidad tendrá como efecto la ruptura del equilibrio entre activos y pasivos, tomando más pesos los segundos, lo que pone en peligro las futuras pensiones. Este problema queda compensado de manera positiva con la entrada de inmigrantes.
El impacto del alargamiento de la esperanza de vida es relativo. Es un argumento estadístico que no suficientemente ponderado y que por tanto tienen un efecto menor. Más importancia tiene el inicio cada vez más tardío de la vida laboral, de las nuevas generaciones o el impacto de las prejubilaciones sobre la reducción real de la edad de jubilación, o las normativas probablemente caducas de las pensiones de viudedad.
En definitiva las pensiones tienen como objetivo fundamental el mantenimiento de rentas del ciudadano tras la finalización de la vida laboral remunerada. Esta percepción de rentas tiene que ser compatible con un correcto funcionamiento del sistema productivo y una viabilidad financiera del propio sistema de pensiones dentro de la riqueza nacional. Con estas premisas puede ser es útil definir como puede ser el sistema español de pensiones en el futuro.
Ya hemos dicho que el sistema de pensiones de reparto tiene un fuerte elemento contributivo, pero no olvidemos también su acentuado carácter solidario, que lo diferencian de los sistemas individuales de capitalización. Una solidaridad intergeneracional, como sucede con los actuales pensionistas que pueden beneficiarse del crecimiento de la riqueza del país.
Nuestro sistema es solidario:
Entre personas, al contar con elementos redistributivos concretados en una pensión y una base de cotización mínima y máxima.
Entre regímenes, al asumir las actividades más pujantes las obligaciones de otros sectores que han perdido protagonismo con el paso del tiempo.
Entre territorios, gracias a la caja única que permite pagar las prestaciones en lugares donde no se obtiene la suficiente recaudación.
Por que es seguro: el sistema público de reparto cuenta con un elevado nivel de seguridad en los cobros y proporcional a la riqueza creada,
Por el Control democrático de los fondos: que permite tomar decisiones en cualquier momento para ajustar el reparto de la riqueza sin quebrantar el principio contributivo.
Por que proporciona un Sistema de Colchón anticíclico: Ofrece una mayor estabilidad gracias a la limitación de los efectos negativos de los ciclos económicos (como el presente) al sostener niveles de demanda interna.
En el proceso de reformas del sistema español, se debe explotar mucho más la reciente normativa sobre jubilación flexible (después de sesenta y cinco años con coeficientes correctores). Esta norma facilita adecuar las vidas laborales de trabajadores y trabajadoras a las distintas circunstancias y contextos.
Por las características mencionadas los sistemas de pensiones deben estar en permanente reformas para facilitar su adaptación a las realidades del mercado de trabajo y para cumplir el objetivo del equilibrio: crecimiento controlado del gasto por el aumento del número de beneficiarios y aumento de las cuantías de las pensiones. Estas reformas deben estar guiadas por la viabilidad financiera, pero también por las necesidades sociales existentes en cada momento. La consolidación de nuestro modelo que proporciona desde lo público una renta central y suficiente para la mayoría de los trabajadores, es compatible con la complementariedad de lo privado. ¡Pero ojo!, ¡los sistemas privados no pueden promocionarse a base de meter miedo a la población, anunciando la quiebra del sistema público (como ocurrió el lunes sin previo aviso)!, ¡tampoco se debe olvidar el riesgo de los sistema privados!, como ha puesto de manifiesto la crisis con su impacto sobre los fondos de pensiones privados y sus enormes pérdidas.
En esta línea en los últimos años la negociación colectiva ha incorporado a muchos convenios sistemas de pensiones (como ocurre en la Administración General del Estado y que inexplicablemente ni la CSIF ni la FSP han querido incorporar nunca en las Administraciones extremeñas), como nuevo salario diferido.
En este debate no debemos jamás olvidar que el efecto sobre las pensiones del envejecimiento de la población puede ser limitado con múltiples medidas. Pero la ampliación de la esperanza de vida de las personas creará nuevas necesidades no cubiertas solamente por las pensiones. El fenómeno del envejecimiento genera necesidades distintas cuya cobertura tienen que proveerse desde servicios de atención a la dependencia, especialmente públicos para garantizar la igualdad. Esta es la verdadera dimensión del desarrollo de la Ley de Autonomía Personal.
Para finalizar tengamos siempre presente que la suma de prestaciones (educativas, sanitarias, de atención a la dependencia, las pensiones...) son las que marcarán el grado de calidad de vida de las personas. Esto se hace avanzando en nuestro Sistema Social, con el Estado del Bienestar, con una política fiscal definida, estable y anticiclica, avanzando igualmente en la educación fiscal, introduciendo en el sistema educativo este tema tan esencial para todos y todas.
Más información sobre el funcionamiento de nuestro sistema de Seguridad Social y de las Pensiones en la

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