martes, febrero 01, 2011

Entra en vigor el nuevo Estatuto de Autonomía de Extremadura

Con tanto trajín se me había olvidado comentar que el pasado sábado entró en vigor el nuevo Estatuto de Autonomía de Extremadura –Ley Orgánica 1/2011 de 28 de Enero

Ya tendremos tiempo para comentarlo, hoy solo decir que el  nuevo Estatuto de Autonomía de Extremadura ha entrado en vigor el sábado 28 de Enero después de ser sancionado por el Rey y publicado en el Boletín Oficial del Estado (VER BOE CON EL TEXTO).

La propuesta de reforma de la norma fue ratificada por el Congreso a finales del pasado diciembre y hace poco más de una semana por el Senado después de casi año y medio de trámites parlamentarios, ya que, aunque el texto contaba con el acuerdo socialistas y  partido popular, -IU se descuelga fundamentalmente por no compartir el mínimo necesario para acceder a la Asamblea de Extremadura (parlamento extremeño)-, su paso por las Cortes Generales se ha encontrado con algunos problemas por las inversiones del Estado en la comunidad.

Sobre las Inversiones del Estado
El texto que llegó del Parlamento autonómico comprometía al Estado a dedicar cada año a Extremadura una inversión complementaria equivalente al 1 por ciento del PIB regional, una inversión que se mantendría hasta que el PIB por habitante de la comunidad se equiparara al de la media española.

Se daba la circunstancia de que el Tribunal Constitucional (TC) interpretó en su sentencia sobre el Estatuto catalán una disposición similar que establecía que la inversión del Estado en Cataluña en infraestructuras se equipararía a la participación relativa del PIB regional con relación al del Estado para un periodo de siete años.

Pues bien, durante la negociación del Estatuto extremeño en el Congreso, PP y PSOE llegaron a un acuerdo para modificar la redacción de este apartado relativo a las inversiones del Estado para finalmente quedar como sigue: "Con objeto de acelerar el proceso de convergencia de la región con el conjunto nacional, el Estado realizará, cada año y por un periodo de siete, inversiones complementarias del 1 por ciento del PIB regional".

La música suena a aquello de... ¡Más café, más café! Para todos claro. La criatura tendrá que adaptarse pronto al frío


PREÁMBULO DEL ESTATUTO DE EXTREMADURA

En los dos grandes valles del Tajo y el Guadiana, desde las cuevas prehistóricas a los  centros tecnológicos, se ha ido escribiendo silenciosamente la crónica de una voluntad de  sentir, pensar, ser y estar en el mundo. Una tarea de los pueblos que han ido forjando  Extremadura, con o sin conciencia de hacerlo. Extremeños frente a una historia poco  generosa con quienes tantas de sus líneas escribieron en primera persona, pero que no  nos legaron el peso de una identidad imperativa ni el lastre de una autoconciencia  limitadora, ni la losa de una historia que se nos imponga como un deber incumplido. Y eso  convierte a nuestra voluntad presente en fuente y origen de nuestro deseo de autogobierno.

Somos Extremadura porque queremos serlo los extremeños de hoy, sus ciudadanos, con  independencia de lo que pensaran o sintieran nuestros antepasados, y porque el proyecto  incluyente de España así lo reconoce y alienta para nosotros y para los otros pueblos  hermanos. No nos ata el pasado, ni le debemos sumisión, es solo el variado mosaico de  nuestra historia. Y por duro que haya podido ser, se ordenó al fin y al cabo para traernos  hasta este presente esperanzado. No nos ata el pasado, es nostalgia del futuro lo que  sentimos, en realidad.

Extremadura ha estado como tal en todos los empeños de la modernidad política  española, desde los albores gaditanos del constitucionalismo. Pero es la recuperación de  la democracia, con la Constitución de 1978, la base sobre la que edificamos la Extremadura  del presente y del futuro. Un pueblo, sí, pero un pueblo de ciudadanos libres e iguales.

 Ese  es el fundamento sobre el que este Estatuto de Autonomía de 1983 encarna  contemporáneamente el deseo de autogobierno de los extremeños, la dignidad irrenunciable  de unos ciudadanos que deciden por sí mismos asumir el reto propuesto por la Constitución  y rebelarse contra una larga historia de dependencia e insignificancia política.

Este texto es el marco referencial de nuestra convivencia y la expresión jurídica de  nuestra identidad como pueblo, plenamente compatible con la unidad sin cuestionamientos  de una España a la que queremos y a la que pertenecemos. Es el instrumento para seguir  avanzando como pueblo con raíces, rasgos propios, historia y definida personalidad.

Podemos alzar la voz y levantar la mirada con la satisfacción de que el camino recorrido  nos ha hecho más grandes a nosotros sin empequeñecer a nadie. Piedra a piedra, paso a  paso, Extremadura ha conseguido ser cercana y reconocible, capaz de defender su  presente y de luchar por un porvenir que nos pertenece, capaz también de exigir sus  derechos sin otro crédito que el que la razón impone.

 Es una realidad que se perfila en el  horizonte común de una España solidaria, encaminada a superar los atavismos de las  fronteras y que busca, en el respeto a la singularidad, la igualdad en los valores superiores  de convivencia, paz, justicia y libertad. Todos los extremeños, los de dentro y los de la  diáspora, hemos sabido alcanzar una meta que se adivinaba lejana.

 El autogobierno ha  dejado en nuestras manos el rumbo del destino colectivo de la región y, en la convicción  de que poseemos la pericia para conducir este proyecto, somos las actuales generaciones  las que debemos dirigirla a nuevas metas, dejando a las futuras una Extremadura más  próspera y más libre. Y un fecundo cuarto de siglo de convivencia avala ya el acierto de la  apuesta y anima a profundizar en ese camino, también renovando el marco jurídico de  nuestra vida pública.

Del Guadalupe religiosa y americana al Yuste cívico y europeo se traza un arco de  renovada identidad colectiva que pretende abarcar todas las tradiciones y sensibilidades, todas las raíces y las potencias, todas las perspectivas y anhelos de la nueva Extremadura.

Una Extremadura definitivamente asentada pero más abierta al mundo. Una Extremadura  cómoda y activa en el proyecto de la Nación española. Una Extremadura fronteriza,  europea y americana. Una Extremadura solidaria con cada rincón del planeta. Una Extremadura una, finalmente.

Imagen: Los barruecos Malpartida de Cáceres.