lunes, octubre 04, 2010

Reflexiones tras la Huelga General del 29-S


Ante cualquier acontecimiento social, las ciencias sociales aconsejan partir siempre de un análisis de la realidad, en este caso el diagnóstico es sencillo: Los planes de ajuste y la Reforma de la legislación laboral suponen un viraje sin precedente de un gobierno en el poder, solo comprensible tras una intensa presión de las instituciones mundiales y europeas sobre el Gobierno. Es la confirmación de que el mercado ha ganado el primer partido y que la democracia se bate en retirada. La Huelga General equilibra la competición.

Este escenario se produce tras años de hedonismo e irresponsabilidad generalizada de los actores políticos mayoritarios que, llevados por la corriente del despilfarro, fomentaron y alentaron la interiorización de comportamientos y modos de vida superficiales y tolerante con la corrupción. 

En esta atmósfera los sindicatos respondieron con  la Huelga General  del 29 de Septiembre y ... de pronto: los sindicatos modernos, responsables, comprometidos con el dialogo social como instrumento de resolución del conflicto Capital-Trabajo, se  tornaron en antiguallas a eliminar. 

La agresión ha sido implacable, los medios de “comunicación” de masas –todas empresas con intereses y accionistas- han mentido, falseado y manipulado sobre el funcionamiento de las organizaciones de los trabajadores. 

El ataque se centró en la financiación sindical -ínfima para responder al papel social asignado por la constitución de defensa de los intereses de parte- , ocultando la financiación a Partidos políticos, Iglesias, ONGs, Asociaciones de Consumidores, de Vecinos, de Padres y Madres, a la Universidad... también de proyectos empresariales con suculentas ayudas públicas-. Así se ha desacreditado a uno de los grandes avances del dialogo social la formación continuada, cuyo fin no es otro que la mejora la productividad, convirtiendola en cutre financiación interna. No importa que estos fondos, que tienen como origen las cotizaciones de los trabajadores, estén controlado por los mismos Organismos del Estado el resto de fondos públicos.

Se ha cuestionado a las personas que dedican su tiempo a defender a los intereses colectivos del mundo del trabajo, articulando la vida en el interno de la empresa. Son los falsos “liberados” y verdaderos “permanentes sindicales” pues su trabajo es permanente. Es inmoral ocultar el origen de los delegados y delagadas sindicales de las empresas: las elecciones sindicales,  donde los trabajadores y trabajadoras se presentan y, en función de los votos democráticos de sus compañeros, son elegidos. 

Pero a pesar de los centenares de miles de horas de radio, de televisión, de páginas de prensa escrita, dedicados a desacreditar al sindicalismo confederal, la Huelga General ha sido una realidad.  

Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores, se han mostrado capaces y eficientes, han sido competentes para responder democráticamente al reto que suponía la convocatoria. Allí donde la presencia colectiva de los trabajadores alcanza cotas de poder en el seno de la empresa, la Huelga ha sido un éxito. Allí donde la democracia no llega, donde la relación se individualiza, la fuerza del trabajo ha sido amenazada e  impedida de secundar la convocatoria -Nadie ha informado de las coacciones de las empresas,  de manera significativa en el comercio, tanto pequeño como hipermercado. Nadie se lleva las manos a la cabeza tras los “democráticos” avisos de empresarios sobre las consecuencias de ir a la huelga: EL DESPIDO.

La Huelga existió, los sindicatos se relacionaron hasta donde pudieron con sus afiliados y representados sin ninguna ayuda de los medios de comunicación. Con el boca a boca, mirando a los ojos a la gente. Ellos y ellas eran sindicalistas. 

¿Qué organización social o política habría sido capaz en este país de realizar una movilización como la Huelga General del 29 de Septiembre sin apoyo mediático? ¡Ninguna! 

Este resultado solo es posible por la credibilidad y el trabajo constante de los delegados y delegadas sindicales comprometidos colectivamente con sus compañeros de taller, de fábrica, de mina, de oficina…. 

La Huelga General del 29 de Septiembre supone una llamada de atención, los derechos colectivos no se consiguen con tibieza, las nuevas generaciones tendrán que aprender a utilizar su fuerza colectiva, y las organizaciones sindicales tendrán que darles la oportunidad para ejercer esta fuerza, de lo contrario las patronales ancladas en modelos económicos basadas en el bajo valor del factor trabajo, impondrán su voluntad.

El 29 de Septiembre fue el inicio del futuro del mundo del trabajo y de sus organizaciones en España, continuar con el trabajo de información, de concienciación sobre la importancia de lo colectivo, dar especial valor al sindicalista en la empresa, al convenio colectivo, a la toma de decisiones democráticas, a nuestro sistema de bienestar, a la educación generalizada y pública, a la sanidad, a los servicios sociales, a la seguridad social, a las pensiones, a la infraestructuras, a los derechos en el seno de la empresa, a la formación permanente a lo largo de la vida, a nuevos patrones productivos, a profundizar en la participación ciudadana, al refuerzo de la democracia y de la unidad de la clase trabajadora, será el camino a seguir, como también lo es la acción sindical en el ámbito europeo y mundial. 

El sindicalismo confederal no puede ceder representación a otros actores sociales, como los políticos o empresariales. Los intereses de los trabajadores y trabajadoras son defendidos y conseguidos por la fuerza colectiva de la acción sindical. Solo con acción sindical tendremos  posibilidades de responder con nuevos instrumentos a las recetas de siempre que aplicarán los de siempre.

Imagen: detalle manifiestación  de  la ciudad de Cáceres