lunes, enero 11, 2010

Su Reforma Laboral

Hace unos días aparecía en la prensa extremeña este artículo de mi amigo Miguel Coque, sobre la famosa Reforma Laboral, racionalizando el concepto. No es lo mismo "Su" reforma laboral, que "Nuestra" reforma laboral.

¿Por qué en la memoria genética del trabajador siempre que se habla de reforma laboral se despierta una alarma?. La respuesta es clara. Cada vez que nos quieren colar con calzador “su” reforma laboral es para obtener reducción de los costes laborales, forzando salarios a la baja a la vez que exigen mayores prestaciones en el puesto de trabajo.
El objetivo central de “su” reforma laboral se explica con el slogan de “antes de entrar, dejen salir”, que expresa gráficamente su interés mercantilista en hacer una operación de sustitución de trabajadores con derechos por aquellos que entrarían en el mercado con contratos de corto recorrido, aprovechando un abultado ejército de reserva en mano de obra dispuesto a firmar contratos sobre una barra de hielo. “Su” reforma laboral no pretende crear empleo, porque éste no se genera por decreto, ni resolver la dualidad actual del mercado de trabajo entre fijos y temporales; tan solo remplazar a los primeros por un contrato con preaviso de despido de una semana, indemnizaciones de 20 días como máximo y lo que es peor sin ningún tipo de tutela judicial. ¿Mantendrían determinados empresarios ventajistas muchos de los actuales contratos estables, pudiendo optar por un chollo universal de contratación dominante?.Trasladar la creencia de que la creación de empleo está unida a la institucionalización de “su” reforma laboral es jugar a los trileros.
Otro patrón de crecimiento más sostenible requiere, de forma interactiva, de definir previamente el modelo productivo al que aspiramos, de prácticas sociales como la concreción certera de las relaciones laborales que se están poniendo en entredicho, la resolución en las empresas de las desigualdades laborales por razón de género, edad u origen, y una renovación de calado en las prácticas sociales y de responsabilidad empresarial, porque de la intersección de todas ellas dependerá la productividad, la competitividad y la sostenibilidad de las mismas.
El intencionado bloqueo de la negociación colectiva durante el 2009, la falta de cumplimiento de lo pactado por parte de patronales beligerantes no es inocente, porque en paralelo se pretende generar una desnaturalización de la misma donde la capacidad de interlocución de las organizaciones sindicales se vea cuestionada, favoreciendo la individualización de las relaciones entre empleador y empleado. Para ellos, sería, cerrar su círculo virtuoso, aunque pernicioso socialmente, porque una vez doblado el brazo de la negociación colectiva, se desequilibrarían las fuerzas en las relaciones laborales entre quien oferta empleo y quien lo demanda, con la consiguiente precarización de las condiciones laborales.
En la resolución del conflicto capital y trabajo hay que optar entre el incremento de la productividad a través del empleo de calidad, creando valor añadido que facilite la competitividad de nuestras empresas o tirar por el camino recurrente de degradar el empleo para obtener esas ventajas competitivas antisociales y por lo tanto profundizar en un modelo productivo que ya ha demostrado su fracaso.
Sí, definitivamente sí es necesaria una Reforma Laboral. Desde luego no la “suya”. Una reforma, que como primer paso, garantice una actuación integral en el mercado de trabajo a través de políticas activas y pasivas que fundamente la cohesión social. Una reforma que no hurte al factor trabajo la consolidación de una negociación colectiva, dinámica y extensiva a toda la red productiva, que asegure medidas inclusivas que deslegitimen las desigualdades sociales extra laborales, que consensue los tiempos productivos, las formulas de organización y toma de decisiones concertadas para una adaptación a las necesidades del tejido productivo, introduciendo una “quinta marcha” de inversión en conocimiento que acreciente la actual escasa competitividad empresarial.
Para CCOO, esta es la senda a transitar a un nuevo patrón de crecimiento. Lo demás es seguir abundando en la traslación obsesiva y peligrosa de formular medidas para pasar rentas del trabajo a rentas del capital. Al empresariado no le interesa en absoluto resolver la dualización del empleo porque ellos mismos, con su visión cortoplacista, la han generado, o ¿ya han olvidado la reforma laboral de 1994 donde proclamaban que la contratación temporal descausalizada iba a poblar nuestro país de pleno empleo?.
No pretendan engañarnos, la dualización solo les preocupa en la medida que hay, aun, una parte importante de la población trabajadora que sigue teniendo derechos y esto es percibido, desde el discurso neoliberal insaciable, como un nicho donde el recorte de estos es visto, miopemente, como una oportunidad para aumentar plusvalía y rebajar costes. Al sistema de empleo dual y volátil solo se le puede combatir con empleo de calidad e inclusivo.
“Su” reforma laboral solo es un fraudulento billete de avión con llegada a ninguna parte. O sí, hacia una jungla asocial en la que quien genera la crisis se cree con legitimidad para imponer las soluciones a los que la sufrimos.

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