martes, febrero 05, 2008

Laicos, Pongamos en pie a la Izquierda

LAICOS, PONGAMOS EN PIE A LA IZQUIERDA.

Del blog Metiendo bulla

No hace tanto tiempo conversábamos con el amigo Alberto Asor Rosa, uno de los intelectuales más prestigiosos de Italia. Lo hacíamos en Parapanda junto a otras amistades del gremio. Ahora, tras la irrupción en España del Partido Apostólico y los discursos de Radio Púlpito, ponemos a disposición de nuestros lectores una parte de la plática con el amigo italiano.

Como si Dios no existiera. Como si Dios existiese. Son dos fórmulas que rebotan con insistencia en el diálogo entre ética religiosa y laica. En la primera (desde Leibniz a Kant, pasando por el teólogo heterodoxo Bonhoeffer) hasta Gian Enrico Rusconi; en ésta se afirma una fuerte inmanencia racional y terrestre de la ética como investigación.

En la segunda, la que lidera Ratzinger, se propone de manera expeditiva a los laicos, incluso a los que no tienen fe, que actúen según la Naturaleza-Revelación.

Alberto Asor Rosa, el gran historiador de la literatura y hoy una figura importante de una izquierda arco iris-plural, muy diferente de la de los moderados, ha escrito hace poco un artículo en La Repubblica y propone la superación de ambas fórmulas para llegar a un terreno común y más fecundo: la libertad que comparte la pasión por el semejante y la (com)pasión como diálogo incesante entre los “justos”. Todo ello, naturalmente, en una vertiente histórica y concreta.

Estas son las señales de las grandes emergencias del presente: la miseria, la guerra, las injusticias, el globalismo y el nexo hombre-naturaleza, dentro de los límites científicos de estos tiempos. Y también: del terreno sofisticado de la ética hemos pasado a la agenda operativa de la ética. Agenda ético-política que se refiere a los límites y responsabilidades de un sujeto perdido: la izquierda. Porque para Asor Rosa, esta evanescencia del sujeto en cuestión ha sido quien ha abierto las puertas a la invasión del clericalicalismo.

Entre las causas de dicha evanescencia está la aquiescencia a un multiculturalismo agnóstico y sin centro, confiado a la discrecionalidad de los particulares sujetos multiculturales que se van añadiendo. Además, está la pasiva y subalterna adopción de una ideología acrítica y falaz ante los retos del mundo contemporáneo. En resumidas cuentas, una “frontera demasiado frágil de controlar por los laicos y la izquierda” e inerme ante los golpes del neoconservadurismo económico propio de los valores de los teocon. Dice el profesor Asor: “Es inútil hacer victimismo si no ponemos fuerza en los valores” Le preguntamos a Asor Rosa.

Metiendo bulla. Esta es una curiosa situación, profesor Asor Rosa. Los laicos ante esta ofensiva y tales problemas son acusados de querer imponer la dictadura del relativismo; y, por otra parte, ahí está la Iglesia que se mueve en todos los campos. ¿Dónde nace la paradoja?

Asor Rosa. La cultura eclesiástica tiende a ocupar un espacio vacío. Un espacio indefenso que tiene profundas razones históricas. De hecho, la cultura laica --por lo menos en algunos de sus sectores decisivos-- tiene en sus espaldas fallos históricos de gran relieve. Por eso han bajado las defensas y la seguridad de antes se desmorona. Por otra parte, que los laicos se hayan refugiado en la apología del multiculturalismo y del mero pluralismo cultural, es un dato innegable.

Ahí está el dato de que una cultura fundada en las certezas, en apariencia indiscutible, como la eclesiástica, ha pasado al ataque. Sobre todo en Italia e intenta reconquistar una posición hegemónica absoluta que parecía que irremediablemente había perdido.

Mb. ¿Hay en todo ello una pesada responsabilidad de la izquierda, incapaz de reconstruir un paradigma de fuertes valores? ¿O es que la palabra “valores” le provoca una fuerte urticaria?

Asor Rosa. Al contrario, la urticaria me viene cuando oigo hablar de ideología. Es como si se pensara contraponer a la ideología de la fe una ideología laica, encerrada en sí misma. Por el contrario, los valores son otra cosa. Son un conjunto de puntos de vista y de convicciones, a veces muy profundas y absolutas, que guían los comportamientos y orientan a la acción. Podemos decir que la izquierda, en estos últimos decenios, ha practicado poco esa tarea, siendo víctima de la resipiscencia y la frustración, ante todo con errores y fracasos asociados a los tiempos en que la izquierda estaba guiada por ideologías verdaderas y propias.

Mb. La izquierda en equilibrio inestable entre liberalismo y el complemento del alma religiosa ¿es un rehén de ambos?

Asor Rosa. La gran crisis del socialismo ha empujado a la izquierda a la introyección de una ideología liberal, fundada en la aceptación de lo existente. Y eso es una posición de fragilidad. Es una frontera indefendible. Incluso en el momento en que están en danza cuestiones y conflictos de relave mundial que ultrapasan la dimensión italiana.

Mb. Lo que es válido también para el pluralismo cultural que no es en absoluto pacífico o irenístico sino que está metido de lleno en fuertes contrastes económicos e identitarios…

Asor Rosa. Cierto, y pienso que es un elemento de debilidad eso de limitarnos a considerar el principio multicultural en sí, como si fuera la posición más avanzada. Se trata de una cosa que, siendo sacrosanta en abstracto, es insuficiente. Ante la puesta en marcha del multiculturalismo, y su reconstrucción, se reclaman valores de fondo y condiciones de base que no pueden delegarse a las concretas entidades multiculturales.

Mb. Usted rechaza la ideología y habla de valores como “punto de vista”. Pero, ¿en qué sentido? ¿Punto de vista crítico del capitalismo? ¿Una actitud de la mente? ¿Una imagen de un mundo diferente? ¿O qué otra cosa?

Asor Rosa. Es propio de hoy aquello de “hic Rodhus hic salta” de la cultura laica. Evidentemente no se trata de relanzar la Utopía con el ánimo de contraponerla al presente. Ello nos llevaría al fracaso. Es preciso, sin embargo, hacer funcionar el pensamiento laico como instrumento de interpretación de este mundo y de concretar nudos y conflictos ya intolerables que hay que superar. Respecto a tales nudos, el pensamiento clerical es impotente e inoperante.

Mb. Un ejemplo de estos “nudos” es…

Asor Rosa. Por ejemplo, el principio de la liberación de la miseria. Un gran tema. Ello no prefigura la necesidad de otro mundo, utópicamente concebido con relación a lo existente sino un mundo diferente.

Mb. Ya, pero lo «religioso» está armado con las certezas, incluso conservadores. Mientras que los laicos se refieren al buen sentido, al probabilismo y a la relación coste-beneficio…

Asor Rosa. Todo ello es a consecuencia del riesgo. Viene desde hace siglos cuando el mundo occidental empezó a des-sacralizarse. Es imposible añorar una salida a través de las guerras de religión por el hecho de estar expuestos a una búsqueda que no prevé metas definitivas ni verdades absolutas.

Mb. ¿Dentro de la liberación de la miseria está también la libertad de escoger un proyecto de vida? ¿La libertad de todos y de cada cual? ¿O sigue siendo una Utopía?

Asor Rosa. Absolutamente no. El principio de libertad guía el movimiento histórico. Pero se puede interpretar aquel principio en una clave egoísta o solidaria, persiguiendo diferentes finalidades. Esta es también una opción de la que se derivan simultáneamente dos imágenes profundamente diversas del individuo, más allá de sus conductas civiles y colectivas.

Mb. ¿El individuo puede liberarse al lado de otros?

Asor Rosa. Sólo se puede liberar estando al lado de los demás. La izquierda debe repensar más profunda y seriamente sus valores de fondo. Que son los de la revolución laica republicana. Son los que nacen del Humanismo, del Renacimiento, del Seiscientos y de la Revolución francesa. Estos valores hay que ponerlos al día y revisitarlos en función de la globalización. No hay que reproponerlos sólo en función de una escala europea. Sobre dicha base, la izquierda puede verdaderamente reconstruir su bloque social y cultural. Que debe ser variado e incluyente con diversas versiones de la solidaridad. Pero en el interior de un sentir común persiguiendo objetivos de fondo. Haré un razonamiento más amplio. Cuenta la presencia activa de los católicos en los últimos años dentro de los movimientos; es un factor determinante y no confesional. También el Evangelio se puede vivir con modalidades muy diferentes. Y a una Jerarquía eclesiástica orientada en un sentido conservador se contraponen corrientes católicas que están animadas por un fortísimo sentido de libertad.